FAMOSOS DE AYER (13). PIERRE ETAIX: Cine de humor

 
(c) 2010 by J.C. Planells
 
 

Cuando en 1963,  Pierre Etaix –a quien nadie conocía prácticamente– estrena su primera película (escrita, protagonizada y dirigida por él), El pretendiente, es recibida con grandes aplausos y parabienes: todo el mundo se deshacía en elogios hacia Etaix, su estilo de humor y su película: había nacido un genio, era más o menos lo que se decía.
Cinco años después, nadie recordaba a Etaix.
¿Qué fue lo que falló? Pues, como de costumbre, los tiempos. Estar en el lugar inadecuado en el momento inadecuado. Si unos se convierten en héroes o celebridades por exactamente lo contrario, a Etaix le barrieron los nuevos tiempos y las modas cuando nadie contaba con la fuerza con que llegaron. Su cine dejó de interesar tan pronto como los Nuevos Cines europeos aplastaron el continente. Etaix –como Melville y Bresson– estaba "fuera de la honda" en Francia, y lo mismo que ellos realizó como pudo sus películas, en plan francotirador. Pero, al contrario que los dos mencionados, no tuvo nunca ni una coartada intelectual ni un género popular que lo favoreciera. Etaix era un clown y su cine era heredero directo de Chaplin y Keaton, amalgamado además con Jacques Tati, el otro gran perdedor del cine francés, y que tuvo los mismos o peores problemas que Etaix; y no debe extrañarnos: Etaix era discípulo de Tati, al que había conocido en 1954, con el que colaboró estrechamente en Mi tío y de cuyo cine es si no heredero directo, sí su más claro continuador, aunque llevándolo a su propio terreno, además de su confeso admirador y apólogo. Tati y Etaix, dos trayectorias profesionales muy parecidas, dos estilos similares, dos maneras muy semejantes de entender el cine de humor (que no es exactamente lo mismo que el cine cómico) y dos maneras de afrontar las preocupaciones de nuestro tiempo tratando de burlarse de ellas. Evidentemente, si Tati se estrelló tantas veces comerciamente, Etaix no corrió mejor suerte.
Pierre Etaix, que aún sigue vivo y entre nosotros, afortunadamente nació en 1928 y sus inicios tienen lugar en el mundo del circo y del cabaret, en el trabajo de mimo y de clown. Cuando conoce en 1954 a Tati, enfoca ya su interés en el cine, al que se dedicará en los años siguientes. Aparece como actor en películas de Louis Malle y Robert Bresson, entre otros, y más adelante aparecería en Los Clowns de Fellini (una aparición casi obligada). En 1961 dirige su primer cortometrajes, y en 1962 gana un Oscar de Hollywood con el segundo, Feliz aniversario, en el que la huella de Tati es patente en muchos de los gags. Animado por eso, realiza su salto al largometraje en 1963 con la mencionada El pretendiente, y durante los años siguientes prosigue con su estilo de cine heredero de formas antiguas vistas con nuevos ojos: Yo-Yo, Mientras haya salud, El gran amor… Pero a partir de 1969 cae en el olvido y apenas realizará películas desde entonces, sólo algún encargo puntual. Mientras haya salud, una feroz burla de la vida moderna, es incomprendida y desconcierta a todo el mundo (aunque tiene sus defensores); para ella, y para otras de sus películas, contó con un coguionista de lujo, el buñuealiano Jean Claude Carrière. El "nuevo Tati", como se le acabaría llamando, es rápidamente ninguneado, y si algunos hoy le recuerdan es básicamente por sus colaboraciones con Tati. ¿Su cine? Ni idea, vamos. ¿En DVD? Connais pas. (Y eso no es un título de película: es una lamentable constatación.)
Etaix sin duda habría salido mejor parado de haber realizado su cine una década antes de cuando estrenó su primer film. O incluso en nuestros días, si tal cosa fuera posible. Los revolucionarios sesenta tenían muy claro lo que deseaban renovar, y entre ello no se contaba un humor que derivaba de fórmulas antiguas, pero eficaces, puliéndolas y refinándolas. El "nuevo humor" debía ser contestatario, rebelde y provocador, acorde con los tiempos, y Etaix desconcertaba: era chaplianiano, pero a la francesa; no era provocador ni rebelde, su ingenuidad y buenos sentimientos se daban de bruces con la "nouvelle vague"; su sátira llegaba a destiempo, cuando aún no se estaba preparado para ello. En fin, si Tati tuvo tantos problemas para realizar su cine, ¿qué le cabía esperar a un discípulo suyo?