36 HORAS, de George Seaton: Un ardid ingenioso

 
(c) 2010 by J.C.Planells
 
 
El nombre del realizador americano George Seaton no es muy citado que digamos por cinéfilos, aficionados, críticos o estudiosos: es sencillamente ignorado. No le cabe ni el triste consuelo de ser reivindicado como "artesano", calificativo que suele aplicarse a directores más o menos de tercera fila, casi todos ellos activos durante las décadas de 1940 y 1950 (en la de 1960, al parecer, desapareció la "artesanía" cinematográfica). Me parece un poco injusta esta situación, porque George Seaton dirigió veinte películas entre 1945 y 1973 y entre 1934 y 1963 participó asimismo en muchas otras como productor, argumentista o guionista, y si bien no cuenta con Grandes Títulos, su trabajo resulta casi siempre airoso. Alguna de ellas es tremendamente popular en Estados Unidos: la comedia navideña De ilusión también se vive, que aquí es menos conocida que la superrrepetida ¡Qué bello es vivir!, de Capra y que resulta muy simpática; tuvo un gran éxito de taquilla, Aeropuerto, su penúltimo film (1970) que dio origen a una saga casi anual de aeropuertos y aviones accidentados en pleno vuelo: revisada, no le cuesta nada a la de Seaton ser la mejor de la serie, no por ser la primera, sino por estar dirigida con solidez y efectividad: es, como diría una señora de buena posición, "una película bien llevada". En fin, bromas aparte, lo poco que conozco de su obra (muchas no se estrenaron en España o no son visionables desde hace años y años) me hacen mirar a Seaton con simpatía: Espía por mandato (a la que aludí hace tiempo en una entrada colectiva sobre Sogemedia) es un buen thriller de espionaje durante la segunda guerra mundial; Enséñame a querer es una comedia más o menos típica con Doris Day, ideal para fans suyos (como yo, por ejemplo: ¿pasa algo?) y bastante mejor que otras de la actriz durante su etapa de los años sesenta. Me gustaría ver alguna vez Silencio de muerte (que no estoy muy seguro de si fue estrenada en España, pues hay dudas al respecto, aunque sí se emitió por televisión hace muchos años…), un drama bélico con Kirk Douglas, pues a juzgar por Espía por mandato y la presente 36 horas, estos temas de espionaje y bélicos se le daban bastante bien.
36 horas cuenta con un guión del propio Seaton partiendo de dos originales literarios: el relato de Roal Dahl "Cuidado con el perro" y una historia de Clark K. Hittleman y Luis H. Vance, autores que no conozco. Con estos puntos de partida literarios, Seaton armó un guión tan ingenioso como inverosímil: en 1944 un oficial americano, el mayor Pike (James Garner), que conoce todos los planes de la inminente invasión aliada en Francia, es capturado en Lisboa por el servicio secreto alemán y trasladado a un lugar cercano a la frontera suiza. Allí existe un singular recinto, un campamento aparentemente americano, regido por el profesor mayor Walter Gerber (Rod Taylor), cuya finalidad es hacer creer a los soldados y oficiales aliados capturados –tras ser narcotizados y tratados convenientemente en su aspecto físico– que están en 1950, que han transcurrido seis años desde que la guerra terminó con la victoria aliada y la derrota (y ejecución o encarcelamiento de los líderes nazis). En el caso de Pike, la finalidad es conseguir que voluntariamente explique dónde se iba a efectuar una invasión aliada que, según se le hará creer, ocurrió seis años atrás. Gerber le cuenta que sufre amnesia y que su pasado de los últimos seis años ha desaparecido: juntos tratarán de recuperarlo…
Para complicar más la intriga, tenemos a un oficial nazi de las SS, Otto Schack (Werner Peters) que no confía nada en los métodos científicos de Gerber (en un momento de la película, le llama despectivamente "universitario"), y le da un plazo de 36 horas para que emplee sus métidos para obtener de Pike los planes de los aliados sobre la invasión (que casi todos los nazis creen tendrá lugar en el paso de Calais), o se encargará él de obtenerlos aplicando los métodos de las SS. No está nada mal el planteamiento: la ciencia médica de Gerber y su psocología aplicada, contra la fuerza bruta y la tortura de los nazis. Como sabremos más adelante, el experimento de Gerber tiene su origen en unos tratamientos que hizo tiempo atrás para devolver la cordura a soldados alemanes que volvían del frente ruso absolutamente enloquecidos: Gerber tuvo tanto éxito que fue reclutado por los nazis para que empleara dichos métodos en prisioneros de guerra. Así, Pike cree realmente vivir en 1950, que Estados Unidos derrotó a los nazis y que se halla en una base americana, donde Gerber le ayuda a recuperar la memoria, con la colaboración de la enfermera Anna (Eva Marie Saint): para ello cuentan con una parafernalia tremenda: aparte de "soldados americanos" que van y viene por el campamento (alemanes que hablan todos perfectamente el inglés), cuentan con una "radio americana" y "periódicos de 1950".
Evidentemente, todo esto es "de película" –y nunca mejor dicho–, pero Seaton conduce toda esta rocambolesca intriga de manera muy eficaz, sin estridencias, y apoyándose sobre todo en un reparto magnífico; es verdad que Garner, Rod Taylor, Eva Marie Saint, Werner Peters o Sig Ruman –en un breve pero notable papel al final de la película– no son nombres que atraigan corriendo a las masas al cine, pero son sobradamente competentes y Seaton extrae de ellos momentos realmente notables, especialmente en Eve Maria Saint a partir de la mitad del metraje, cuando confiesa sus orígenes. Con estos estupendos actores Seaton obtiene un film ciertamente curioso, que se sigue con interés durante sus casi dos horas de duración. No cabe duda que 36 horas es una de sus películas más recomendables. Y hablando de recomendables, conviene seguir la versión original subtitulada en la edición reciente en DVD, entre otras razones innecesarias de explicar, porque me temo que el doblaje de la época manipulase algo los diálogos…